desanimo

Por Rick Warren — Abril 15, 2024

¿Has notado cómo el desánimo se instala en el punto medio de casi todo lo que haces? Es cierto en la crianza de los hijos, el matrimonio, la escuela y en tu carrera. Pero Dios te ha llamado a terminar la carrera que te ha preparado, y a terminarla bien.

Cuando Dios puso en el corazón de Nehemías la reconstrucción de Jerusalén después de que los israelitas regresaran del cautiverio, comenzaron la obra de reconstruir los muros de la ciudad. Pero cuando “Por fin se completó la muralla alrededor de toda la ciudad hasta la mitad de su altura, porque el pueblo había trabajado con entusiasmo” (Nehemías 4:6, NTV), la gente se desanimó.

La historia de Nehemías describe cuatro razones comunes por las que la gente se desanima. Hoy veremos las dos primeras.

La primera causa del desánimo es la fatiga. Nehemías 4:10a dice: “Entonces el pueblo de Judá comenzó a quejarse: Los trabajadores se están cansando” (NTV). Reconstruir cualquier cosa, por supuesto, es agotador. Habían trabajado duro en la primera mitad del proyecto, pero pronto se cansaron y se agotaron. Eran más vulnerables a los ataques de sus enemigos, física y espiritualmente.

Los obreros de Nehemías ofrecen una lección importante para ti hoy: a veces, lo más espiritual que puedes hacer es descansar. ¿Por qué? Porque el desánimo muchas veces es fruto del cansancio. Las circunstancias siempre se ven mejor después de haber tenido una buena noche de sueño. Cuando has descansado lo suficiente, eres menos vulnerable a la autocompasión, la tentación y el ataque de los demás.

La segunda causa del desánimo es la frustración. Los israelitas no solo estaban fatigados; estaban frustrados: “Los escombros que quedan por sacar son demasiados. Jamás podremos construir la muralla por nuestra cuenta” (Nehemías 4:10b, NTV). El proyecto era más complejo de lo que pensaban que iba a ser. La ruina y los escombros de su ciudad destruida eran casi demasiado para manejar.

¿Cuáles son los escombros en tu vida? Es lo que sea con lo que sigues tropezando. No son solo escombros físicos. Podrían ser escombros en tus relaciones personales, escombros emocionales o financieros. O tal vez son escombros por tomar malas decisiones.

Lo que pasa con los escombros es que siempre los tendrás en tu vida. Vives en un planeta quebrado por el pecado, así que no hay forma de evitarlo. Pero puedes aprender a manejar los escombros para minimizar la frustración. ¿Cómo haces eso? Limpiándolos continuamente de tu vida. Puedes comenzar orando el Salmo 25:16: “Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado” (NTV).

¿Te sientes desanimado en tus planes? ¡No te rindas!

Reflexiona sobre esto:

  1. Describe un momento en el que sentiste ganas de rendirte en el punto medio de un proyecto. ¿Qué te hizo sentir abrumado?
  2. ¿Te das a ti mismo la misma gracia que le das a alguien más cuando necesitas descansar? ¿Por qué o por qué no?
  3. ¿Cómo “limpias” prácticamente los escombros de tu vida, las frustraciones que te mantienen desanimado y atascado en tu progreso?

Oración:

Padre, te pido que cuando me sienta angustiado, desanimado o frustrado, me ayudes a identificar y remover los escombros en mi vida. Te pido que me ayudes a tener el hábito de limpiar continuamente esos escombros para que no se acumulen ni me abrumen y que cada día sea un día para cumplir esos planes que has puesto en mi corazón. Amén.

Hi, I’m Nelson Rodriguez

Contenido hecho con Amor por las Almas - !Cristo Viene!

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