Por falta de leña se apaga el fuego
Devocional:
Texto base: Proverbios 26:20
«Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, se calma la discusión.»
Este proverbio es una enseñanza sobre el poder destructivo del chisme y las palabras sin control. El rey Salomón, reconocido por su sabiduría, escribió este proverbio como una advertencia clara sobre la influencia negativa del chisme en las relaciones. Así como un fuego necesita leña para mantenerse encendido, las peleas y las discusiones requieren que alguien las alimente. Si eliminamos la “leña” —que en este caso es el chisme y la maledicencia—, las tensiones se apagan naturalmente.
Enseñanza bíblica:
La lengua tiene un poder inmenso para el bien o el mal, y en este proverbio se nos muestra cómo las palabras, cuando se usan de manera irresponsable, pueden generar discordia. El chisme no solo afecta a quienes son objeto de los comentarios, sino que también destruye la paz en una comunidad.
La Biblia nos enseña a ser pacificadores y a vivir en armonía. Jesús mismo, en el Sermón del Monte, dijo: «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9). Esto implica que un verdadero cristiano debe buscar la paz, evitar el conflicto innecesario, y no ser partícipe del chisme.
Aplicación a la vida cristiana:
En nuestras vidas diarias, este versículo nos llama a reflexionar sobre cómo usamos nuestras palabras. ¿Contribuyen nuestras palabras a apagar el fuego de las discordias o estamos echando «leña» para avivarlo? La paz en nuestros hogares, trabajos e iglesias puede verse afectada por lo que decimos y cómo lo decimos.
Para aplicar esta enseñanza a la vida cristiana, debemos:
- Refrenar nuestra lengua: Santiago 1:26 nos dice que si alguien se considera religioso pero no refrena su lengua, su religión es vana. Esto nos recuerda la importancia de controlar lo que decimos para no causar daño.
- Evitar el chisme: Pablo, en Efesios 4:29, nos exhorta a que nuestras palabras sean de edificación y no de destrucción: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.» Nuestras palabras deben construir y no destruir.
- Ser pacificadores: En lugar de avivar la discordia, los cristianos debemos trabajar por la unidad. Proverbios 15:1 nos recuerda que “la blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor”. Responder con amabilidad y evitar el conflicto innecesario refleja el carácter de Cristo.
Proverbios 26:20
«Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, se calma la discusión.»
Ejemplo en la Biblia:
Un ejemplo claro del efecto de las palabras y el chisme lo vemos en la historia de Absalón, hijo de David. Absalón avivó el conflicto en el reino al hablar mal de su padre a espaldas de él, ganando así el favor del pueblo de Israel (2 Samuel 15). El resultado de este chisme y manipulación fue una guerra civil y la muerte de Absalón. Esto ilustra cómo el «fuego» del chisme y la división pueden destruir naciones enteras, incluso familias.
Reflexión final:
Este proverbio nos llama a ser conscientes del poder de nuestras palabras. En un mundo lleno de tensiones y conflictos, los hijos de Dios estamos llamados a ser agentes de paz. Que busquemos apagar las llamas del chisme, y en su lugar, seamos promotores de la unidad y del amor. Al hacerlo, no solo reflejaremos el corazón de Cristo, sino que también seremos bendecidos con la paz en nuestras relaciones.
Dios les bendiga!