Trazando Nuestro Camino
«Persistiendo en la Fe a Través del Dolor Prolongado»
¿Cuántas veces te has preguntado «¿Hasta cuándo, Señor?» mientras enfrentas un dolor que parece interminable? La historia de Moisés nos recuerda la importancia de mantener la fe en medio del sufrimiento prolongado.
En Hebreos 11:24-26 se relata cómo Moisés renunció a las riquezas y placeres de Egipto para identificarse con el pueblo de Dios. Su fe lo llevó a priorizar la recompensa eterna sobre los tesoros terrenales. Aunque no sabía cuánto tiempo duraría su sufrimiento, persistió, manteniendo su enfoque en Dios.
¿Cómo podemos seguir su ejemplo cuando enfrentamos pruebas similares? La clave está en buscar a Dios y mantenernos conectados a través de su Palabra. Así como Moisés tenía la zarza ardiente, nosotros tenemos la Biblia como nuestra fuente de revelación y consuelo.
Mantener nuestros ojos en Dios, en lugar de en nuestro dolor, nos da la fortaleza para atravesar las dificultades con gracia. ¿Dónde pones tu atención cuando sufres? ¿Estás dispuesto a sacrificar para mantener tu conexión con Dios a través del estudio de la Biblia?
Recordemos que, al abrir nuestra vida a Jesucristo, encontramos dirección y protección en medio de la incertidumbre. Si aún no has dado ese paso, puedes hacerlo ahora, confiando en su amor y sus promesas inquebrantables.
La fe de Moisés nos inspira a perseverar en la fe, incluso cuando el sufrimiento parece interminable. Mantengamos nuestros ojos en el Invisible, confiando en su fidelidad mientras trazamos nuestro camino a través del dolor prolongado.
Si quieres comenzar una relación íntima y para siempre con Jesús, haz esta oración: “Querido Dios, quiero que mi seguridad esté en algo que no me sea quitado. Quiero que mi seguridad esté en mi relación contigo, ya que confío en tu promesa de nunca dejarme. Quiero reclamar esa promesa hoy. Te abro mi vida. Confieso que he vivido la vida a mi manera y he pecado contra ti. Sé que la única forma de conocer a Dios como mi Padre es a través de Jesucristo, quien murió en la cruz para pagar la pena por mi pecado. Por favor, perdóname y sé el Señor de mi vida, cambia mis prioridades, mis valores, mi propósito y mi dirección. Transfórmame en la persona que quieres que sea mientras te entrego mi vida. En el nombre de Jesús oro. Amén”.