Las Relaciones Familiares en la Perspectiva Cristiana (Ef 5:22-6:9)

Consideraciones Generales

El pasaje que abarca desde Efesios 5:22 hasta Efesios 6:9 nos ofrece una visión profunda de las relaciones familiares desde una perspectiva cristiana. Aunque se hace hincapié en el concepto de «sometimiento», es crucial comprender que esta sumisión mutua se extiende a todos los miembros de la familia y más allá. Es un reflejo de la sumisión de cada creyente al Señor y a los demás, resaltando la importancia del amor y el respeto en todas las relaciones.

Sumisión y Responsabilidad Mutua

En cada relación familiar mencionada, ya sea entre esposos, padres e hijos, o amos y esclavos, se destaca la idea de sumisión mutua. Esta sumisión no implica una autoridad tiránica, sino un reconocimiento y respeto amoroso por el plan y la dignidad que Dios ha dispuesto para cada individuo. Es un llamado a la responsabilidad, guiado por el amor hacia el Señor y hacia los demás.

Enfoque Práctico en la Vida Diaria

El apóstol Pablo nos lleva más allá de las teorías abstractas y nos sumerge en la realidad cotidiana de las relaciones familiares. Desde el matrimonio hasta el ámbito laboral, sus exhortaciones se centran en el deber y la responsabilidad de cada persona hacia los demás. No se trata de reclamar derechos o privilegios, sino de servir a los demás como siervos del Señor.

Relevancia Perenne y Contextual

Aunque estas enseñanzas fueron escritas en un contexto específico, siguen siendo relevantes en todas las épocas. En un mundo marcado por la injusticia y la desigualdad, la llamada a la sumisión mutua resuena con fuerza. Es un recordatorio de que el amor y el respeto deben guiar nuestras relaciones, independientemente de las circunstancias sociales o culturales.

Aplicación en un Mundo Cambiante

En un mundo cada vez más diverso y cambiante, las enseñanzas de Pablo siguen siendo relevantes. La sumisión mutua es esencial no solo en el ámbito familiar, sino también en las relaciones internacionales y sociales. Solo cuando reconocemos nuestra dependencia mutua y nos sometemos unos a otros en amor podemos construir un mundo más justo y pacífico.

En esta sección de Efesios, Pablo aborda las relaciones conyugales desde la perspectiva de la obediencia y el amor mutuo, destacando su conexión con la sumisión mencionada anteriormente. El amor del esposo por su esposa, y la obediencia de esta al esposo, reflejan la relación entre Cristo y su Iglesia, completando así la enseñanza sobre el Cuerpo de Cristo.

Pablo exhorta a las esposas a la obediencia y sumisión, ya que esto refleja la relación de la Iglesia con Cristo. El esposo representa la autoridad en el hogar, al igual que Cristo sobre su Iglesia. Además, la obediencia se fundamenta en el sacrificio de Cristo por la Iglesia, lo que lleva a una gratitud y obediencia correspondientes por parte de la esposa.

Es importante notar que la obediencia no implica seguir órdenes contrarias a la voluntad de Dios, ni limita el desarrollo personal de la esposa. Más bien, se refiere a su responsabilidad dentro del hogar, en línea con el diseño divino. Esta exhortación se da en el contexto de las responsabilidades mutuas de los esposos, lo que resulta en bendición para ambos y su familia.

Por otro lado, la responsabilidad del esposo hacia su esposa se define por el amor sacrificial, modelado según el ejemplo de Cristo. Este amor, descrito con la palabra griega «agape», implica buscar el bienestar de la esposa por encima de los intereses propios. La referencia a amarse a sí mismo subraya la importancia de cuidar del bienestar de la esposa como una extensión de cuidar de uno mismo.

En resumen, Pablo enseña que en el matrimonio cristiano, la obediencia y el amor mutuo son fundamentales. La obediencia de la esposa refleja su relación con Cristo, mientras que el amor sacrificial del esposo imita el amor de Cristo por la Iglesia. Ambas responsabilidades se complementan para construir un matrimonio sólido y armonioso, en línea con los valores cristianos.

En este pasaje de Efesios, Pablo profundiza en la relación entre Cristo y la Iglesia, utilizando la metáfora del matrimonio para ilustrarla. Esta metáfora, aunque no es nueva en la Biblia, adquiere una dimensión interpersonal íntima al describir la relación entre dos personas que se identifican estrechamente, más allá de una conexión biológica o funcional.

La base de la obra de Cristo como Esposo divino hacia la Iglesia es su entrega sacrificial. Esta entrega se manifiesta en su sumisión al propósito divino, llevando a cabo la redención y entregándose a sí mismo por amor. Esta acción, motivada por el amor hacia el Padre y hacia la Iglesia, tiene como objetivo santificar y presentar perfecta a la Iglesia.

El simbolismo matrimonial utilizado por Pablo resalta la naturaleza de la obra realizada por Cristo, quien prepara a su novia (la Iglesia) para las bodas del Cordero. Esta preparación incluye la santificación, que implica un apartamiento exclusivo para un fin determinado, similar al ritual de baño ritual de la novia antes de la ceremonia, como se practicaba en la época.

La relación entre santificación y limpieza, tanto corporal como espiritual, es ampliamente testificada en la Escritura. La limpieza física refleja principios espirituales, y la santificación es un proceso que se realiza a través de la recepción de la Palabra y la fe en Cristo.

La figura de la Esposa (la Iglesia) se hace apta para unirse a su Señor Jesucristo, reflejando sus virtudes y sin contaminación. Esta unión se consumará en la Venida de Cristo en gloria, cuando su pueblo será glorificado con Él.

La cita de Génesis 2:24 en Efesios 5:31 establece el fundamento del matrimonio como la unión más íntima y fundamental entre un hombre y una mujer. Esta unión implica dejar la autoridad de los padres para formar un nuevo hogar y una lealtad exclusiva entre marido y mujer. La frase «serán una sola carne» representa la perfecta identificación y la base esencial de cada nuevo matrimonio.

Pablo concluye esta sección enfatizando la importancia del matrimonio como reflejo de la relación entre Cristo y la Iglesia. La reverencia y el amor mutuo son las actitudes fundamentales que deben guiar a los esposos, reflejando la sumisión que existe entre Dios y su pueblo.

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